RUTA MOTO PORTUGAL, SIERRAS CORDOBA,SEVILLA,HUELVA
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RUTA AGOSTO 2016 SIERRAS CORDOBA – SEVILLA – HUELVA Y
Tras el
almuerzo ni que decir tiene que habiendo agua hay baño para los tres. Yo me
quedo cuidando la
pertenencias y dando
una cabezadita. Reanudamos la ruta con dirección al Cabo Espichel por una carretera muy
estrecha dado que allí aparcan a los dos
lados para bajar a las playas que son impresionantes por el entorno, por la arena y su agua cristalinas-
PORTUGAL
Ruteros :
Javier, Julio, Enrique, Victor
Motos : BMW ,Husqvarna,BMW,BMW
Los
Increíbles emprenden una nueva ruta con la incorporación de Enrique, que ya estuvo con
nosotros en el 2014 cuando intentamos
hacer otra por Portugal y que tuvimos que suspender por
mi esguince de tobillo.
Iniciamos la
ruta en Lucena y el punto de reunión para desayunar y comentar el primer tramo es en la gasolinera
de “Los Olivares”.
Tras
la alegría del reencuentro y con muchas ganas de disfrutar de todo lo
que conlleva la moto, nos dirigimos hacia Córdoba. Aunque
el inicio es un poco aburrido por autovía, desde Medina Azahara empezamos a disfrutar de la montaña subiendo hasta Trassierra por la CO3402 y A3075 a Villaviciosa, desvío
por la CO5401 a Villanueva del
Rey y Fuente
Obejuna. Donde hacemos una parada para tomar un
refresco y solicitar información para dirigirnos a
Alanís. Pensábamos hacerlo por la A447, que yo ya conocía de otra ruta con mi Suzuki Marauder 250, pero nos convencieron que era una locura, dado el
mal estado del asfalto, lo intransitada
que era y la falta de cobertura en los móviles. Yo confirmaba todos esos
inconvenientes, así que dejamos la aventura y seguimos el consejo de los lugareños y tomamos la A432 hacia Azuaga y allí nuevo desvío por la
BA018 camino de Alanís, donde pensábamos comer. Pero como el agua es un
bien de primera necesidad en las rutas veraniegas,
decidimos seguir hasta San Nicolás del
Puerto donde su playa artificial era el objetivo principal. Impresionante la cantidad de gente que había tanto en la zona de baño, como en
los chiringuitos. Primer baño de Javier, Julio y Enrique,
antes de la comida y otro después
mientras yo dormía la siesta al fresco de la arboleda. Según comentaron el agua
no estaba muy limpia, pero la necesidad
natural obligaba al baño y si la gente se bañaba, no sufría contaminación y
seguía viva, ¿porqué tendría que pasarle
nada a ellos? . Reanudamos la ruta
SAN NICOLAS DEL PUERTO
pasando de
nuevo por Alanís y dirección a Cazalla
de la Sierra por la A432 y de
allí a Santa Olalla de Calá por la SE179, desvío
por la A434 a Arroyos Molino de León y
por la HU8128 a Aracena, donde
finaliza el primer tramo. Pernoctamos en el mismo hotel en el que hacía ya unos
años lo hicimos Javier y Yo, el Sierra
de Aracena. Habitación individual para Javier y para
mí y doble para Julio y Enrique.
Tras la regenerante ducha, vueltecita por el pueblo
y copiosa cena en plan gourmet y a descansar.
RESUMEN : Alegría por el reencuentro. Disfrute del
paisaje de pinares de la Sierra de Córdoba,
el frescor de San Nicolás y de nuevo el paisaje de alcornocales de la
Sierra de Aracena
Iniciamos el
día con el desayuno propio de la zona, tostada
con aceite y jamón. Cargadas
las motos nos dirigimos por la A470 a
dos pueblecitos muy pintorescos, Linares de la Sierra y Alajar. Parece
mentira que un pueblo tan pequeñito como Linares tenga una iglesia que parece una
catedral, las entradas a las casas con sus
escudos o dibujos particulares en el
empedrado de la calle, su plaza central que asemeja a media plaza de toros,
donde se había rodado una película, y su lavadero público donde pudimos ver a alguna mujer haciendo esa labor.
También disfrutamos del frescor del agua de su
fuente y de la que fluía por los canales de algunas de sus calles. Alajar solo lo
vimos desde el mirador de la Peña de
Arias Montano, desde donde se puede
apreciar el frondoso
paisaje de la
sierra onubense. Retomamos camino
disfrutando del frescor mañanero, del paisaje y de la carretera, muy
sinuosa pero de buen piso.
LINARES DE LA SIERRA
PEÑA DE ARIAS MONTAÑO |
MINAS DE RIO TINTO |
Al llegar al cruce con la nacional N435,
decidimos desviarnos a Río Tinto
para ver el paisaje de las minas abandonadas.
Impresiona lo que
el hombre llega a
hacer y deteriorar para conseguir lo que quiere del entorno.
Julio, doctor en la materia, nos explicó las excavaciones y un poco de
la historia humana de la zona. Retomamos de nuevo la nacional y volvimos
a disfrutar de sus amplias curvas,
aunque Enrique estuvo preocupado
por ruidos extraños en su moto hasta que descubrió que se producían por los
impactos de la gravilla que despedían
mis ruedas contra su chasis. En
el cruce donde nos desviamos a Río Tinto, seguimos la ruta inicial por la N433 a Cortegana por Almonaster y Aroche donde paramos a comer en un bar de carretera. Se llama “El Canario” y comimos maravillosamente bien
y barato. Tras el descanso
seguimos la marcha por Rosal de la Frontera, Vila Nova de Sao Beato y desvío por la 392 a Pias y la 255para seguir hacia Moura y ver la presa más
grande de Europa. En Moura preguntamos por la presa
y no nos
entendían hasta que descubrimos que allí
se le llama “barranco”, así que nos encaminamos al Barranco de Alqueva por la 233. Nos despistamos por un camino de tierra,
aunque más que un despiste fueron las
ganas que tenía Javier de
carrilear y ensuciar las motos. La presa es impresionante, más por
su longitud y la cantidad de hormigón y compuertas que por la cantidad de agua
y superficie visible del pantano.
PRESA DE MOURA |
Seguimos
por esa misma carretera que cambia a ser 384 hacia El Portel y allí enlazamos con una
nacional
la E802 que nos llevó hasta Evora donde pasaríamos la noche. Nos adentramos en la parte céntrica pero antigua y turística
y nuestros rastreadores Javier y Enrique consiguieron habitaciones en un hotel próximo a la plaza central. Las motos
tienen que dormir al sereno. Tras la ducha y recorrido por el entorno, nos
encaminamos a localizar un restaurante
que nos recomendó el dueño del hotel, creo que se llamaba “Pateo”, muy pintoresco, mezcla entre pub de verano, mesón
y restaurante, donde comimos
estupendamente disfrutando de su agradable ambiente y su buen servicio. Finalizado este disfrute, al hotel a dormir, no sin antes subir a
la terraza y contemplar
las maravillosas vistas nocturnas de Evora
RESUMEN: Hemos disfrutado la sierra de Huelva, nos hemos adentrado en Portugal
contemplando la magnífica
presa de Alqueva
y hemos vislumbrado un poquito de
ese patrimonio de la humanidad que es Evora. Ahhhh hoy no ha habido bañito
Un nuevo
día. No lo había comentado pero la hora de quedar matutina era a las 8,30, aunque después
del desayuno y la visita al entorno, emprendíamos la ruta a las 10,30
u 11. Aquí en Évora sí era una pena no poder dedicar más tiempo para “patearla”. Tras el desayuno,
que por equivocación del camarero fue doble, o sea que nos “hinchamos” y hasta
probamos el famoso Pastel de Belém. Pudimos contemplar parte de la monumentalidad
de esta ciudad y hasta visitamos, previo pago, su famosa “Capilla de los
Huesos”. Dá un poco
de morbo ver toda una habitación con paredes techo y columnas de huesos
humanos. Retomamos la ruta por N114 a Montemor o Novo allí la N4 a Curzamento de Pegoes y la N10 a Setúbal, donde paramos
para comer. Aquí pudimos
disfrutar de la brisa marina, el paisaje marítimo, el puerto con infinidad de
barquitos y la lejana vista de la Península de Troia, a la que pensábamos ir. Comimos en un restaurante junto al paseo marítimo nuestras sardinitas, choco,
y un róbalo, todo acompañado de patatas cocidas, que es
el
acompañamiento generalizado en todas las comidas. De bebida cerveza para Enrique y Javier y agua para Julio y
para mí. Yo lógicamente prefiero cerveza, pero tengo la garganta
tocada y no quiero estropear el viaje, así que a
sufrir toca en las comidas.
SETUBAL |
Así casi en caravana pudimos disfrutar de ese paisaje
hasta Sesimbra
que es plenamente turístico. Llegamos al Cabo de Espichel y le
dedicamos el tiempo que se merecía, disfrutando
de nuevo de la belleza
natural, del paisaje marítimo por su inmensidad y con
sus acantilados impresionantes. Nos recordó tanto a Enrique como a mí el clásico paisaje irlandés de los acantilados con la casita casi derruida,
el monte bajo como
vegetación y el faro.
CABO ESPICHEL |
Empieza a oscurecer y hay que
pensar donde dormir. Nuestros rastreadores preguntaron en un bar y alguien les puso en contacto con una chica que
estaba por allí y que sus
padres tenían un
hostal en Alfarim. El hostal estaba muy bien y tras la
relajante ducha, la chica
que se portó maravillosamente
incluso admitiendo el
regateo al que fué sometida por alguno de nuestros rastreadores, nos indicó donde poder cenar. Lo hicimos como siempre y hasta ahora de
maravilla. Nos encaminamos a la camita. Esta
vez las habitaciones eran una doble y otra de
matrimonio, así que el agraciado en disfrutar de mis ronquidos fue Julio, que soportó estoicamente la noche. No voy a decir quienes
durmieron en la de matrimonio para evitar malas
interpretaciones, pero la necesidad obliga. Las motos duermen al sereno pero en
zona cerrada.
RESUMEN : Un día completito. Hemos
disfrutado de parte del patrimonio
de
la humanidad de Évora,
la gastronomía marítima,
los paisajes costeros de Setúbal a Sesimbra, y los acantilados
del Cabo
Espichel.
Tras
desayunar estuvimos charlando con los propietarios del hostal, que tenían en el mismo edificio una tienda de
respuestos de motos y un taller. El marido era motero de toda la vida y había visitado España en varias ocasiones. Ya habíamos decidido ayer, dada la proximidad,
visitar Lisboa. Antes nos detuvimos
en Lagoa de Albufeira para ver su magnífica playa. Al
entrar en Lisboa antes de cruzar el puente había
un peaje y el pago
tenía que ser en
efectivo o con tarjeta de débito, no nos servía el bono
de 5 € que habíamos comprado en Setúbal en previsión de los telepeajes. Tras cruzar el puente,
que acojonaba por el ruido que hacían los coches al pasar, nos
adentramos en el centro de Lisboa
, agobiante por la
cantidad de tráfico y por la tensión de tener que ir juntos para no
perder el contacto.
Paramos para ver la posibilidad de tomar un autobús turístico, pero desechamos la idea Así que nos acercamos a un mirador, donde
pudimos contemplar grandiosidad de tan importante capital. También
vimos los típicos tranvías y los “carrimotos-taxi”. Seguimos hasta la parte portuaria desde donde también pudimos
ver una panorámica del puente y del Cristo Redentor similiar al de
Sao Paulo de Brasil.
LISBOA |
Decidimos pasar
la noche en la
Península de Troia . De vuelta nos paramos
de nuevo a comer en Lagoa
de Albufeira para disfrutar
del paisaje de sus playas. La comida extraordinaria
a destacar unos mejillones criados en la
misma albufeira, unas
almejas y una cazuela de arroz
con marisco y pescado. A los mejillones le añaden cebolla
y tomate
como pasados por la sartén y algo
verde parecido al perejil, que según Enrique era cilantro, que está malísimo, también se lo
añadieron al arroz, así que hubo que
separarlo todo. Al único que le gustaba
era a Enrique. Esta vez solo se bañaron después de la comida Javier y Julio, Enrique y yo decidimos la siesta.
Por la nacional
retornamos a Setúbal pasando
otra vez por Alfarim y saludamos desde las motos
a
la familia del hostal donde pasamos la noche anterior. Seguimos por la N10 Aguas de
Moura, Monte de Palma, Alcacer do Sal, desviándonos aquí por la 253 a Monte da Batalha, Monte Novo do
Sur, Carrasqueira y Comporta donde
desviándonos a la derecha entramos
en la Penísula de Troia. Solo hay
una carretera de
entrada y salida que finaliza en el pueblo de Troia,que es donde pretendemos pasar
la noche. A ambos lados de la carretera todo
son urbanizaciones y hoteles de lujo. Está oscureciendo y cuando llegamos a Troia ya es noche cerrada. Vemos que el ambiente y las edificaciones son de alto standing,
es todo turístico. El lince Javier
pregunta en
tres hoteles y en ninguno hay habitaciones libres. Preguntamos a dos operarios que vimos y que no eran residentes
ni turistas, informándonos de que
difícilmente íbamos
a encontrar algo y si lo hacíamos
sería a un precio
desorbitante, aconsejándonos volver y buscar en Comporta
a 20 km.
Como estábamos escasos de gasolina, ya que pensábamos repostar aquí, también
nos informaron que ya no encontraríamos ninguna
gasolinera abierta por la zona ya
que cerraban a las 22,30. ¡AVENTURA!,
de noche, sin sitio donde dormir, sin cenar y sin
gasolina. De vuelta preguntaron Javier y Enrique en alguno de los hoteles y apartamentos que habíamos visto pero nada, así que ya pensábamos en las tiendas de campaña pero eso era un suicidio ya que al ser zona de marisma había mosquitos vampíricos
gigantes. Por fín a 30
Km de Troia en Carvajhal casi a
las 23 horas
encontramos un hostal bastante cutre pero
con cama y ducha, así que ni pensarlo y máxime después
de haber sacado de la cama a la dueña. Hasta pudimos comer un fantástico “bocata” en el bar junto al hostal. Y de nuevo en
camas de matrimonio. Las motos al sereno.
RESUMEN :
Hemos disfrutado del paisaje “playístico” , de la gastronomía de Lagoa de
Albufeira, de la inmensa Lisboa, y de la aventura que conlleva un viaje de
estas características.
Hora de quedada
la de siempre 8,30. Para desayunar
Julio compró un meloncito tipo “coca”.
Desayuno de tostaditas con
chichita y meloncito, que estaba muy rico. Se comenta que tenemos que estar en Lucena a las 15 horas del viernes día 5 . Así que hay que olvidarse de
rutas ni dedicar tiempo a visitas.
Obligado de ver Troia que está cerca
y Cabo San Vicente, para tratar de llegar a Faro, pasar la noche y así llegar con tiempo a Lucena. Sin más preámbulos deshacemos lo andado ayer y
volvemos a Troia pero disfrutando del paisaje, dando fé
de lo que ya comentamos sobre las construcciones de lujo y el carácter turístico de la zona. Sus playas y los
accesos.
No hubo
baño, era muy temprano, solo disfrutamos dándole gusto a la vista. Y vuelta de nuevo, Comporta, Carvjhal, Santiago do
Cacem, Tanganheira, Cercal, Sao Luis,
Odemira. Aquí en Odemira teníamos la opción de tomar una ruta de montaña más larga o seguir por la costa. Decidimos
seguir por la costa
ante la premura de tiempo. Pasamos por Sao Tetonio, Odeceixe,
María Vinagre, Aljezur, Alfambras, Monte Novo, Carrapateira,
Villa do Bispo, Sagres
y por fín al Cabo
San Vicente. Muchos kilómetros
pero ha merecido la pena solo por ver este Cabo. Muchos más turistas que en el de Espichell.
Impresionan también sus acantilados
y la fuerza del viento. Pero
Espichel tiene otro encanto. Le ocurre como
al de Ortegal y Finisterre en Galicia,
uno tiene la fama y el otro el “encanto”. Lástima de no poder visitar Sagres, tiene infinidad de “cosas” que ver.
TROIA |
CABO SAN VICENTE |
Saturados de viento, de nuevo en moto hacia Lagos,
Calicas,
Figueira , Cardosas, Banqueime y a Faro. Llegamos anocheciendo y en la zona del puerto nuestros
rastreadores comienzan su búsqueda. Localizan
una
pensión muy particular, pintoresca, extraña. La entrada de pena con muchos desconchones, la dueña muy simpática, en la presentación y el desayuno del día siguiente nos contó su vida y las
anécdotas de la pensión, cierto también
que se le dio “carrete” para que lo hiciera. La habitación tenía cuatro camas y una litera,
en esta habitación dormían
dos chicas que
trabajan allí, así que
tuvieron que desalojarla y prepararla para nosotros, por lo que tuvimos
que hacer tiempo, subimos el equipaje, aparcamos las motos junto a un hotel próximo bajo techo, nos tomamos
una cervecita y volvimos. Nos aseamos
y listos para
la vueltecita nocturna y la cena. Por cierto los servicios no estaban mal,
eran comunes pero tenían cuatro duchas y
cuatro inodoros. Antes de salir coincidimos
con las chicas que habían tenido
que mudarse a la parte baja y les agradecimos la molestia, ellas nos indicaron donde cenar, fueron muy amables y una de ellas era bastante “agraciada” creo que se
llamaba Loula o algo parecido. Dimos
nuestro paseo por la zona de bares que nos indicaron y estaba todo lleno, fuimos al puerto
para ver y tampoco nada, así que a la
vuelta localizamos uno con buena pinta
y nos sentamos.
Fué un acierto, el camarero hablaba español perfectamente y había visitado
España con frecuencia porque era futbolista. Comimos un pulpo exquisito, bacalao
también exquisito y una brocheta de carne de vaca que ni que decir
tiene exquis….. Terminada la cena nos acercamos a un pub próximo al hostal
y allí nos tomamos nuestro “cacharrito” acompañados de las melodías del karaoke. Cuando subimos para la
habitación nos llevamos un “susto-sorpresa” al encontrarnos, a oscuras, en los sofás del
salón durmiendo a esas dos pobres criaturas que nos habían
cedido su habitación, porque a la que se
habían cambiado al ser en la planta baja se oía mucho más el jolgorio
de la gente, de la música y
además les daba un poco de miedo. Nosotros caballerosamente les ofrecimos las literas
que sobraban en la nuestra, jo, jo, jo,
jo pero no accedieron. No entraré en
detalles pero el incidente hizo que tuviéramos un buen rato
de risas, chistes y comentarios
“cachondos”. Y a dormir, esta vez, cada uno en su camita y solos, juntos pero
no revueltos.
RESUMEN: Un día completísimo, muchos kilómetros, el almuerzo
fue en un bar de carretera un bocadillo de
carne de cerdo pero con un toque especial portugués, tiene su nombre pero no lo recuerdo. Troia, los
acantilados y el viento del Cabo San Vicente, las interminables colas en las nacionales,
en las que si no hubiésemos hecho la “pirula” por el arcén, imposible haber
llegado a Faro a esa hora y estar tan relajados esa noche. Y lo divertido que
lo pasamos con la anécdota de las chicas del hostal.
SEXTO
DIA (5 de Agosto) FARO - LUCENA – CABRA – RUTE
Desayuno
en el
hostal muy bien en
plan
familiar. Te tostabas el pan, te preparas el café, del frigorífico cogías
la mantequilla y los embutidos, todo acompañado de la dueña, que nos contó parte de su vida y de como
había heredado el
inmueble que convirtió
en hostal y alguna de las
anécdotas que habían ocurrido allí. Despedida de tan particular señora, de su esposo
y de Loula. Cargamos las motos, salimos de Faro,
seguimos algunos kilómetros por la nacional y después
tomamos la autopista para entrar en España.
No tiene mucho
sentido indicar la ruta. Parada para tomar un
refresco, ajustar cuentas
y devolver el
sobrante del fondo común
y seguimos. En Estepa
nos desviamos a
Puente Genil y en una
gasolinera abandonada próxima al
desvío para Las Navas, paramos para despedirnos. Allí se
nos acercó un
coche de la Guardia Civíl con el que nos habíamos
cruzado pasado Puente Genil, y uno de los policías tras saludar con algo de
sarcasmo preguntó quién
de nosotros llevaba fundida la luz delantera, sabíamos que era Julio pero todos
encendimos las luces y se vé que tan solo
querían “acojonarnos” un poco, porque
solamente dieron el toque de atención para que supiera la incidencia. Saludos, abrazos, añoranza y propósitos para
el año que viene.
RESUMEN
GENERAL : Seis estupendos días, en total
1850 km. Que no se han hecho ni mucho
menos pesados.
A diferencia de otros años
disfrutando más de la gastronomía , siendo
menos estrictos en los horarios, no solo ha sido hacer kilómetros. En el recorrido no hemos tenido mucha montaña, solo
en la parte andaluza. De Portugal comentar que uno
no se siente extraño, tanto en el paisaje como con su gente, nos entendemos bastante bien.
Sus carreteras tampoco están mal
de “piso”,
bien señalizadas y curiosamente
no hemos visto en todos esos kilómetros policías de
tráfico, tan solo un coche de policía local en Setúbal y otro local motorizado en Lisboa,
pero en carretera ninguno, se ve que todo lo controlan con los telepeajes.
Nosotros solo rodamos por autopista en el último trayecto ya comentado.
Aunque no hemos recorrido
la ruta marcada,
ni hemos visto sus monumentos, creo que aún exprimiendo el tiempo
y los
kilómetros tampoco la
hubiésemos podido hacer. Hemos
disfrutado con la hecha y sobre todo del
ambiente existente en el grupo, sin
discordias, malestares o mosqueos. Enrique ha aportado este año su
simpatía, buen humor y picaresca haciendo más amenas y agradables
las charlas, las comidas, las cenas, ha ido el último
controlándome. Javier sigue siendo el cabeza de ruta, con su
facilidad de orientación,
predisposición en consultas y
localizaciones, y la aportación de instrumentos técnicos. Julio
siempre en ruta trás Javier, haciéndonos partícipes de su conocimiento
tanto técnico de las motos, como de historia, monumentos, naturaleza y un largo etc. Yo solo aporto
la logística de mapas, la ruta, los lugares a visitar, qué visitar y al ser el “abuelo” se respetan bastante
mis decisiones
y mosqueos, me cuidan y están muy pendientes de mí.
Somos “LOS
INCREIBLES” el grupo ideal para hacer lo que hacemos, amar la moto, la
naturaleza y la amistad.
Por cierto
no he oído a ninguno quejarse de dolor de espalda, cansancio, frío, calor, quizá solo algo del trasero.
¡ ENRIQUE
¡ ¡NO, NOS ABANDONES! ¡HASTA EL AÑO QUE VIENE!.
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